Análisis del concierto para violín y continuo en sol menor de Antonio Vivaldi

Compositor y violinista, Antonio Vivaldi nació en Venecia en 1678 y fue uno de los autores más importantes para la música barroca, con obras tan célebres como "Las cuatro estaciones" o "Cessate omai cessate". Mencionar también sus habilidades como intérprete de violín; quizá tenga esto relación con que la mayoría de conciertos del autor estén compuestos para cuerda frotada, con la excepción de las arias y canciones o conciertos de flauta. Sobre su labor como concertista, entendemos a Antonio Vivaldi como principal precursor del concierto y así de la total emancipación del instrumento y la voz, característica también del barroco. Vivaldi falleció muy lejos de Venecia: en Viena, en el 1741.

El concierto a analizar requiere, antes de su análisis, un par de anotaciones. En primer lugar, al ser una sonata, consta de cuatro movimientos de los que sólo se analizarán los dos primeros, preludio y giga. Además, no haré mención de las características tímbricas de la pieza pues, el mismo título, comunica los instrumentos que usarán en el concierto (violín y clave en la disciplina de bajo continuo). Por último, comentar a forma más de anécdota, que pese a Vivaldi ser considerado un grandísimo compositor, siempre se le ha acusado de ser algo perezoso en lo que a innovar se refiere: muchos afirman que la obra de Vivaldi es muy parecida y que es en muchas ocasiones ardua tarea diferenciar entre un concierto y otro. Sin más, comenzaré señalando del primer movimiento que la melodía es ondulada, de ritmo andante y textura de melodía acompañada, un bajo continuo como nos indica el título mismo del trabajo. Este movimiento es muy llano y la repetición de frases o regreso a alguna célula melódica es constante. El inicio del segundo movimiento, la giga, es notable: un cambio melódico total, donde la repetición de frases del anterior movimiento aparece muy sutilmente, y donde el ritmo se ha acelerado la melodía se ha vuelto más vertiginosa, más rápida. 

El estilo de Antonio Vivaldi es por antonomasia el del barroco italiano. La aparición de bajo continuo, armonías de mayor tensión que la renacentista (acordes con la teatralidad del movimiento), ritmos animosos (reminiscencia del antiguo uso de la música instrumental: la danza) o la emancipación del instrumento con la voz, son características que Vivaldi poseía y que sirvieron de ejemplo para todo un movimiento que ya, para cuando él componía, comenzaba a desaparecer por el cercano neoclasicismo del siglo XVIII.