Henry Purcell fue un compositor oriundo de Westminster, en Londres, que llegó a publicar más ochocientas obras, cifra sorprendente dada su defunción a apenas treinta y seis años de edad. El músico es uno de los mayores representantes del barroco; entre sus piezas más notables se encuentran "Dido and Aeneas" y "La reina de las hadas".
El recitativo y aria a analizar hoy pertenece a su "opera magna", "Dido and Aeneas", y ocurre al final de la obra. Estamos ante una ópera paradigmática, por su estructura de tres actos, por la constante presencia del bajo continuo y por su recurrencia al tema clásico. Purcell narra en la pieza un popular fragmento de "La Eneida" donde, Eneas, tras escapar de la incendiada Troya y vagar por el Mediterráneo, arriba a Cartago. Allí, su reina, Dido, conocida por su belleza, se enamorará de él, mientras que a Eneas le ocurre lo mismo. La reina con un pretendiente, Cartago celebraba el próspero futuro para el reino, pero al héroe le será recriminado haber abandonado su empresa: fundar una nueva Troya en el Lacio (la que conoceremos como Roma). Los dioses amenazan a Eneas con que, si no abandona Cartago y su romance con Dido para cumplir su destino, colmarán de penurias Cartago. El héroe parte el mismo día hacia Italia tras despedirse de una acongojada Dido. En este momento de la ópera es donde el aria a analizar sucede. La reina está dolida y habla con su criada, Belinda. El recitativo será básicamente tal diálogo. Pronto aparecerá el aria, donde la llanura de notas que presenta el recitativo desaparece para una melodía más vertiginosa, donde encontramos mayormente intervalos de segunda. El ritmo parece andante y en la textura encontramos el bajo continuo, técnica que permitía al autor componer óperas a gran velocidad dejando la interpretación del acompañamiento al intérprete, que improvisará sobre las notas ofrecidas por el compositor. La cantante probablemente sea soprano, y ésta se halla acompañada por lo que parece un pequeño conjunto de instrumentos de cuerda frotada. En cuanto a lo que respecta a la armonía, estamos ante una pieza repleta de acordes de tensión a la par que de reposo, lo que invita al que la escuche a atender a un aria algo mareante, como si girase.
El recitativo y aria a analizar hoy pertenece a su "opera magna", "Dido and Aeneas", y ocurre al final de la obra. Estamos ante una ópera paradigmática, por su estructura de tres actos, por la constante presencia del bajo continuo y por su recurrencia al tema clásico. Purcell narra en la pieza un popular fragmento de "La Eneida" donde, Eneas, tras escapar de la incendiada Troya y vagar por el Mediterráneo, arriba a Cartago. Allí, su reina, Dido, conocida por su belleza, se enamorará de él, mientras que a Eneas le ocurre lo mismo. La reina con un pretendiente, Cartago celebraba el próspero futuro para el reino, pero al héroe le será recriminado haber abandonado su empresa: fundar una nueva Troya en el Lacio (la que conoceremos como Roma). Los dioses amenazan a Eneas con que, si no abandona Cartago y su romance con Dido para cumplir su destino, colmarán de penurias Cartago. El héroe parte el mismo día hacia Italia tras despedirse de una acongojada Dido. En este momento de la ópera es donde el aria a analizar sucede. La reina está dolida y habla con su criada, Belinda. El recitativo será básicamente tal diálogo. Pronto aparecerá el aria, donde la llanura de notas que presenta el recitativo desaparece para una melodía más vertiginosa, donde encontramos mayormente intervalos de segunda. El ritmo parece andante y en la textura encontramos el bajo continuo, técnica que permitía al autor componer óperas a gran velocidad dejando la interpretación del acompañamiento al intérprete, que improvisará sobre las notas ofrecidas por el compositor. La cantante probablemente sea soprano, y ésta se halla acompañada por lo que parece un pequeño conjunto de instrumentos de cuerda frotada. En cuanto a lo que respecta a la armonía, estamos ante una pieza repleta de acordes de tensión a la par que de reposo, lo que invita al que la escuche a atender a un aria algo mareante, como si girase.