Música y poesía contemporánea: "Parodie" de "Pierrot Lunaire" de Arnold Schoenberg

Arnold Schoenberg (o Schönberg) fue un muy innovador compositor y teórico musical, padre del dodecafonismo, técnica musical que representaba el expresionismo en la música. Schoenberg, como todo artista de vanguardia, es una figura controvertida y muchas veces incomprendida. Arnold tiene varias fases de su producción musical, desde las más tempranas, ancladas en el posromanticismo wagneriano, hasta las más únicas, como su Opus 25.

Se comentará en este trabajo la relación de la música y poesía de "Parodie", una canción que pertenece a "Pierrot Lunaire", una pieza aún no dodecafónica del mismo autor. La traducción es la siguiente:

"Con agujas de tejer, lisas y brillantes, 
clavadas en sus encanecidos cabellos, 
se sienta la dueña mascullando, 
con su falda roja. 

Ella espera en la glorieta, 
ama a Pierrot con dolor,
con agujas de tejer, lisas y brillantes, 
clavadas en sus encanecidos cabellos. 

De repente, ¡oye un susurro!... 
una brisa que ríe socarrona, 
la Luna, con una burla cruel, 
imita con su resplandor,
agujas de tejer, lisas y brillantes."

Traducción del alemán de: http://www.kareol.es/obras/cancionesschonberg/pierrot.htm

Estamos realmente ante un fragmento de Pierrot Lunaire. Es así que decido resumir el argumento de los 21 poemas de los que se compone la obra. Pierrot es el protagonista, aunque el yo lírico hablará de él tanto en primera como en tercera persona. En primer lugar, Pierrot saldrá en la noche en búsqueda del placer, guiado por la luna (así lo muestra la tercera estrofa del primer poema, Mondestruken). Con el tiempo, la búsqueda hará descubrir a Pierrot la corrupción de la luna, y habrá de regresar a su hogar, guiado igualmente por la luna. Los recuerdos le asolan, y deja atrás a una amada. Es esta amada la que se retrata en el poema "Parodie". La luna, que se comporta en cierto modo como el Mefistófeles goethiano, no tarda en, al marcharse Pierrot, burlarse de ella. Espera a su querido en una plaza, y la luna, sabiendo la atención que pone a cada movimiento o sonido de alrededor, por si es Pierrot, decide emular un susurro, a lo que, cuando la amada lo atiende, la luna empieza a reír. Las imágenes de instrumentales de confección no parecen emular más que a la habilidad de la luna para tejer el destino, y así la desdicha, de los mortales.

Como decía anteriormente, pese a que no estamos ante una pieza dodecafónica, sin duda estamos ante una pieza de gran experimentación. "Pierrot Lunaire" es una obra de cabaret, que claramente no tiene en lo más mínimo que ver con los espectáculos de Aristide Bruant en el Moulin Rouge. "Pierrot Lunaire" es atonal, característica que quizá más desconcierte al espectador desacostumbrado a disfrutar de audiciones del autor, y además de tener una textura de lo más peculiar. Los instrumentos no juegan un rol concreto en "Pierrot Lunaire", sino que, además de realizar polirritmos, turnan el ser solistas de manera que es imposible afirmar la presencia de un "único" solista, cosa curiosísima, pues el solista por naturaleza es un papel de "uno". "Pierrot Lunaire" está repleto de esos juegos absurdistas. Mientras que Pierrot es un varón, su personaje es cantado por una soprano, y esto sumado a que el protagonista turna hablar de sí mismo en primera con hablar de sí mismo en tercera persona, tenemos una nebulosa de enigma alrededor de la identidad de Pierrot como persona. Esto lo representa perfectamente la música: el canto de Pierrot es atonal, por lo que tiene un sonido incómodo y misterioso, que no por ello muy interesante, como es en cierto modo la historia de Pierrot. Tanto Pierrot como su amada son perseguidos, uno por los recuerdos y el fracaso que ha tenido al tratar de perseguir a la luna, y su amada por el abandono de Pierrot. La amada, en Parodie, su cantar, que a la vez puede ser el de Pierrot, es perseguido por un piano, que parece emular pasos, quizá de la luna, o quizá de ellos mismos. Más avanzada la obra, que aunque de escasa duración disfruta de muchos cambios durante la misma, aparecen un violín y un clarinete u oboe, que realizan, de vez en cuando, una célula melódica descendente, que es probable que recuerde al recurso de Dowland en relación a las lágrimas, pues recordemos que a Schoenberg le fascinaban las técnicas musicales medievales, al menos en este periodo. De pronto, hacia la mitad de la pieza, la soprano callará para dejar al piano realizar un par de acordes hondos y graves, lo más posible que imitando la risa de la luna de la que nos habla el poema. La canción termina con un breve solo de piano, errático pero firme. Quizá, dada la mancha extraña que encuentra Pierrot en su chaqueta en el siguiente poema, el suicidio de su amada es representado musicalmente mediante tal solo, y las agujas que poseía la luna, brillantes, dejan la sangre de la querida convertida en un blanco que, Pierrot, confunde con el yeso.